Uso de la sauna y salud cardiovascular: lo que dice la ciencia
Cuando uno se sienta en una sauna, lo primero que siente es el calor. Después viene la relajación, esa sensación física de alivio que se produce poco a poco. Pero lo que no se siente inmediatamente, y que puede ser aún más importante, son los cambios que se producen en el sistema cardiovascular.
En los últimos años, investigadores de todo el mundo han estudiado los efectos de las saunas en la salud del corazón. Y los resultados son consistentes: el uso regular de la sauna puede tener efectos reales y mensurables sobre la circulación, la presión arterial e incluso el riesgo de enfermedades del corazón.
En este artículo, exploraremos lo que dicen los estudios, cómo funciona todo y qué significa para aquellos que buscan integrar la sauna en su rutina de bienestar.
Lo que está en juego: por qué es tan importante la salud cardiovascular
Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo. ¿La buena noticia? Muchos de los factores de riesgo -como la hipertensión, la mala circulación o el estrés crónico- pueden controlarse con cambios constantes en el estilo de vida.
Y aquí es donde la sauna empieza a destacar no sólo como un hábito relajante, sino como una práctica que puede contribuir realmente a la salud del corazón.

Circulación sanguínea más eficaz
La exposición al calor de la sauna provoca la dilatación de los vasos sanguíneos, un proceso conocido como vasodilatación. Con los vasos más abiertos, la sangre circula con más fluidez, reduciendo la resistencia que encuentra el corazón al bombear.
Un estudio publicado en JAMA Internal Medicine (2015) demostró que el uso de la sauna provoca un aumento de la frecuencia cardíaca y del flujo sanguíneo similar al del ejercicio moderado. En otras palabras, el cuerpo trabaja, pero en reposo.
Este aumento de la circulación ayuda:
-
Mejor transporte de oxígeno y nutrientes
-
Aliviar músculos y articulaciones
-
Mantener los vasos sanguíneos más flexibles con el paso del tiempo
Reducción sostenida de la presión arterial
La hipertensión es silenciosa pero peligrosa. Y la sauna puede ayudar a controlarla.
Según un estudio de la Universidad de Finlandia Oriental, que realizó un seguimiento de más de 1.600 hombres durante 20 años, los que utilizaban la sauna entre 4 y 7 veces por semana tenían un 47% menos de probabilidades de desarrollar hipertensión, en comparación con los que sólo la utilizaban una vez a la semana.
La razón parece residir en dos factores:
-
Mayor elasticidad de las arterias, gracias al calor y a la vasodilatación
-
Reducción de la actividad del sistema nervioso simpático, lo que favorece un estado de relajación y recuperación.
Menor riesgo de problemas cardiacos graves
En un estudio aún más exhaustivo, también de Finlandia y publicado en JAMA Internal Medicine (2015), los investigadores siguieron a más de 2300 hombres durante dos décadas.
Los resultados fueron claros:
-
Los que utilizaban la sauna 2-3 veces por semana tenían un 23% menos de riesgo de muerte por problemas cardíacos
-
Los que lo utilizaban entre 4 y 7 veces por semana tenían un riesgo un 50% menor
Es importante señalar que estas conclusiones se mantuvieron incluso cuando se ajustaron factores como el tabaquismo, la actividad física, el IMC o el consumo de alcohol. La sauna, cuando se utiliza con regularidad, parece formar parte de un estilo de vida protector.
Un ejercicio suave para el corazón
Durante una sesión de sauna, el corazón late más deprisa, pero de forma controlada. Este tipo de "minientrenamiento" fortalece el músculo cardiaco sin el esfuerzo físico que requiere el ejercicio.
Esta respuesta cardiovascular puede ser especialmente útil para
-
Personas con movilidad reducida
-
Personas mayores que desean mantener su salud cardiaca
-
Atletas en fase de recuperación post-entrenamiento
Además, los estudios sobre la variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC) -un indicador de la resistencia cardiovascular- demuestran que la sauna mejora la VFC, especialmente cuando se combina con una fase de enfriamiento tras el calor.
Estrés, sueño y corazón
El estrés crónico, la fatiga mental y la falta de sueño afectan al corazón tanto como los factores físicos. Al estimular el sistema nervioso parasimpático, la sauna ayuda al organismo a salir del modo de alerta y entrar en un estado de recuperación.
Un estudio publicado en el Journal of Human Hypertension reveló que los participantes presentaban niveles más bajos de cortisol tras las sesiones de sauna. Muchos también declararon mejoras en el sueño y el estado de ánimo.
Un mejor descanso y menos estrés significan menos presión sobre el sistema cardiovascular.
Sauna tradicional, sauna de infrarrojos o baño turco: ¿cuál es mejor para la salud cardiovascular?
Cuando se trata de elegir una sauna para favorecer la salud del corazón, no hay una respuesta única. Las saunas de infrarrojos, las saunas finlandesas tradicionales e incluso los baños turcos (hammam) ofrecen beneficios reales para la circulación, la tensión arterial y la relajación. Sin embargo, cada tipo actúa de forma diferente sobre el organismo, y esta diferencia puede influir en cuál será la más adecuada para su estilo de vida y sus objetivos personales.
Sauna finlandesa tradicional
-
La sauna tradicional es conocida por su versatilidad. Puede ofrecer desde sesiones suaves hasta experiencias intensas, con temperaturas que suelen oscilar entre los 70 °C y los 100 °C.
-
El ambiente puede ser seco o húmedo, dependiendo de si se utiliza agua en las piedras calientes (löyly).
-
La calefacción puede realizarse mediante una cocina de leña o un calefactor eléctrico, lo que le da una gran libertad para personalizar el tipo de sesión: desde un calor más gradual hasta un calor más directo e intenso.
-
Esta flexibilidad lo hace ideal tanto para usuarios experimentados como para los que empiezan.
-
Estimula la circulación sanguínea, favorece la sudoración intensa en poco tiempo y ayuda a eliminar toxinas a través de la piel.
Sauna de infrarrojos
-
Utiliza paneles infrarrojos que calientan el cuerpo directamente, sin elevar demasiado la temperatura del aire.
-
Funciona a temperaturas más bajas (normalmente entre 40 °C y 60 °C) y permite sesiones más largas, de entre 20 y 45 minutos.
-
Es una opción excelente para quienes son más sensibles al calor o para usuarios con afecciones cardiovasculares leves que se benefician de un enfoque más suave.
-
El calor penetra profundamente en los tejidos, lo que también ayuda a la recuperación muscular y alivia el dolor articular.
Baño turco (Hammam)
-
A base de vapor caliente y húmedo, con temperaturas más moderadas (entre 40 °C y 50 °C) y una humedad casi total.
-
Aunque no aumenta tanto el ritmo cardiaco como las saunas secas, favorece una relajación profunda y es especialmente beneficiosa para el sistema respiratorio.
-
Podría ser una buena alternativa para quienes buscan un calor envolvente pero menos intenso.
Cómo integrar la sauna en su rutina
La sauna no sustituye a una buena dieta, al ejercicio físico o a un descanso adecuado. Pero puede complementar eficazmente todos estos pilares.
Si estás pensando en instalar una sauna en casa, piensa más allá del confort inmediato. Estás invirtiendo en un espacio para cuidar tu salud cardiovascular de forma natural, continuada y, sobre todo, sostenible.
Conclusión
La ciencia es clara: el uso regular de la sauna está relacionado con mejoras reales en la salud del corazón. Presión arterial más baja, mejor circulación, menor riesgo de cardiopatías. Y todos estos efectos se hacen visibles no con sesiones intensas, sino con hábitos regulares.
En nuestra tienda, cada día ayudamos a la gente a elegir el modelo adecuado para sus propósitos, ya sea una sauna tradicional, un sistema compacto de infrarrojos o algo intermedio. Si necesita orientación, estamos aquí para ayudarle.
Descubra nuestra selección de saunas científicas.
Ver colección →