Un nuevo estudio revela los beneficios del jacuzzi frente a la sauna para la salud cardiovascular e inmunológica - Saunamo

Un nuevo estudio revela los beneficios de los jacuzzis frente a las saunas para la salud cardiovascular e inmunológica

La inmersión en agua caliente (como relajarse en un jacuzzi) puede aumentar significativamente la temperatura corporal central, imitando muchos de los efectos del ejercicio aeróbico moderado.

Las terapias termales, como las saunas y los baños calientes, se utilizan desde hace mucho tiempo para la relajación y el bienestar. Pero un estudio reciente ha puesto estos métodos frente a frente, comparando un remojo en agua caliente (a 40,5 °C) con una sauna seca tradicional a 80 °C y una sauna de infrarrojos (entre 45 °C y 65 °C), para ver cuál aporta mayores beneficios cardiovasculares e inmunológicos. Los resultados son sorprendentes: sumergirse en agua caliente aumentaba más la temperatura corporal central y generaba una respuesta cardiovascular e inmunológica más intensa que cualquier tipo de sauna. En la práctica, una sesión de jacuzzi puede actuar como un "ejercicio pasivo", bajando la tensión arterial y aumentando la circulación, de forma similar al ejercicio físico moderado.

En este artículo, analizaremos en detalle las conclusiones del estudio -desde la presión arterial y el gasto cardíaco hasta la activación de las células inmunitarias- y explicaremos las implicaciones prácticas para la salud. Se dará cuenta de que por qué que la inmersión en agua caliente supera a las saunas en algunos aspectos y cuándo puedes elegir una u otra en función de tus objetivos de salud.

Conclusiones clave: Inmersión en agua caliente frente a saunas

  • Aumento de la temperatura corporal central: La inmersión en agua caliente (40,5 °C durante 45 minutos) provocó el mayor aumento de la temperatura corporal central -alrededor de +1,1 °C-, muy superior a los +0,4 °C de la sauna tradicional y prácticamente sin cambios con la sauna de infrarrojos. En otras palabras, el agua caliente provocó una carga térmica mucho mayor que el aire seco o la radiación infrarroja.

  • Respuesta cardiovascular: Estar sumergido en agua caliente provocó el mayor aumento del gasto cardíaco (volumen de sangre bombeada por el corazón por minuto), con un incremento de aproximadamente +3,7 L/min. En comparación, la sauna tradicional aumentó el gasto en +2,3 L/min, y la sauna de infrarrojos en sólo +1,6 L/min. Esto significa que el corazón trabajó más en el agua caliente, bombeando más sangre, de forma similar al ejercicio aeróbico.

  • Presión arterial más baja: La inmersión en agua caliente también redujo la presión arterial más que las sesiones de sauna.

  • Estimulación inmunológica (IL-6): La inmersión en agua caliente fue la única condición que provocó un aumento notable de la interleucina-6 (IL-6), una citoquina inflamatoria asociada al ejercicio físico y a la activación del sistema inmunitario.

  • Activación de las células inmunitarias: 24 horas después de la sesión de agua caliente, los participantes mostraron un aumento de los niveles de células NK (asesinas naturales) y linfocitos T citotóxicos (CD8+), células clave en la defensa contra virus y tumores. Este efecto duró hasta 48 horas en el caso de los linfocitos T.

  • Resumen de la comparación: En general, una única sesión de inmersión en agua caliente provocó la mayor carga térmica, respuesta cardiovascular y activación inmunitaria en comparación con la sauna seca tradicional y la sauna de infrarrojos. La sauna de infrarrojos fue la menos intensa: no consiguió aumentar significativamente la temperatura corporal ni provocar cambios cardiovasculares o inmunitarios relevantes.


El estudio: Baño caliente vs. Sauna tradicional vs. Sauna de infrarrojos

El estudio, realizado por la Universidad de Oregón y publicado en 2025 en la revista American Journal of Physiology, fue el primero en comparar directamente los efectos agudos de tres formas de terapia térmica pasiva en el mismo grupo de participantes.

Metodología:

  • Participantes: 20 adultos jóvenes sanos (10 hombres y 10 mujeres), activos y no fumadores, con edades comprendidas entre los 20 y los 28 años.

  • Condiciones probadas:

    • Inmersión en agua caliente: 40,5 °C durante 45 minutos (baño que cubra el cuerpo hasta el cuello).

    • Sauna seca tradicional: 80 °C, tres sesiones de 10 minutos con pausas de enfriamiento entre ellas.

    • Sauna de infrarrojos: entre 45 °C y 65 °C durante 45 minutos.

Los investigadores midieron la temperatura corporal central, la frecuencia cardiaca, la presión arterial y el gasto cardiaco a lo largo de cada sesión. También tomaron muestras de sangre antes y después de las sesiones (y de nuevo 24 y 48 horas después) para evaluar los niveles de IL-6 y el recuento de células inmunitarias.


Baño caliente: Un entrenamiento pasivo para el corazón

Durante la inmersión de 45 minutos en agua a 40,5 °C, los participantes mostraron:

  • Aumento significativo de la temperatura corporal central (+1,1 °C)

  • Aumento del gasto cardíaco (+3,7 L/min)

  • Reducción de la presión arterial

  • Aumento agudo de IL-6

  • Aumento de las células NK y CD8+ en las 24-48 horas siguientes

Este tipo de respuesta fisiológica es similar a la provocada por un entrenamiento de intensidad moderada. El calor del agua, combinado con la presión hidrostática, hace que el cuerpo reaccione de forma similar al ejercicio físico: el corazón bombea más sangre, los vasos se dilatan, aumenta el sudor (pero no se evapora) y la temperatura interna aumenta continuamente.


Sauna tradicional: calor intenso, efectos moderados

La sauna seca (80 °C durante 3×10 minutos) también provocó cambios fisiológicos:

  • Aumento moderado de la temperatura corporal (+0,4 °C)

  • Aumento del gasto cardíaco (+2,3 L/min)

  • Ligera reducción de la presión arterial

  • Sin cambios significativos en IL-6 o células inmunes

A pesar de ofrecer beneficios cardiovasculares, la carga térmica fue menor que en el baño caliente, y el cuerpo pudo regular mejor su temperatura mediante el sudor y los descansos entre sesiones.


Sauna de infrarrojos: cómoda pero ligera

La sauna de infrarrojos era la más suave de las tres:

  • Temperatura corporal prácticamente sin cambios

  • Aumento moderado del gasto cardíaco (+1,6 L/min)

  • No hay cambios en la presión arterial o el sistema inmunológico

La sensación es confortable, pero el impacto fisiológico es reducido: ideal para quienes buscan relajarse sin un esfuerzo cardiovascular o térmico intenso.


¿Por qué es tan eficaz el agua caliente?

  • Conductividad térmica: el agua transfiere el calor 25 veces más rápido que el aire. Incluso a una temperatura más baja, calienta el cuerpo más rápidamente.

  • Sudoración ineficaz: En el agua, el sudor no se evapora, por lo que no enfría el cuerpo. Esto provoca una acumulación continua de calor.

  • Presión hidrostática: el agua ejerce una presión uniforme sobre el cuerpo, favoreciendo el retorno venoso y aumentando el volumen de sangre que llega al corazón.

  • Sesión continua: A diferencia de las saunas (que tienen pausas entre rondas), la inmersión fue continua durante 45 minutos, maximizando el efecto térmico.


Beneficios inmunológicos: activación de las defensas naturales

Sólo la inmersión en agua caliente lo provocó:

  • Aumento de IL-6 (citoquina inflamatoria asociada a respuestas adaptativas)

  • Aumento de las células NK y CD8+, esenciales para eliminar virus y células tumorales.

Estos efectos imitan los beneficios del ejercicio intenso. La sauna tradicional y la sauna de infrarrojos no provocaron estas respuestas, probablemente porque no alcanzaron una carga térmica suficiente.


¿Cuándo elegir un baño caliente, una sauna tradicional o una de infrarrojos?

Objetivo La mejor elección
Salud cardiovascular intensa Baño caliente
Estimular el sistema inmunitario Baño caliente
Relajación y alivio del estrés Sauna tradicional o de infrarrojos
Ayuda a la recuperación muscular Ambos
Sensibilidad al calor Sauna de infrarrojos


Conclusión: El calor es salud - y el baño caliente lidera el camino

Si busca una forma eficaz de mejorar la salud cardiovascular, estimular el sistema inmunitario y relajarse profundamente, el estudio sugiere que la inmersión en agua caliente puede ser más eficaz que la sauna, al menos en términos de efectos fisiológicos agudos.

Dicho esto, todas las formas de terapia con calor ofrecen ventajas. Lo más importante es elegir el método que mejor se adapte a tus preferencias, rutina y tolerancia al calor, y utilizarlo de forma constante y segura.

"No tengo ninguna duda de que si la gente está dispuesta a hacer terapia de calor, se alineará con la mejora de la salud - siempre y cuando se haga con moderación."
- Dr. Christopher Minson, coautor del estudio

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